sábado, 30 de junio de 2012

MI GOZO



El dolor siempre es el maestro, el que provoca una punta de conciencia que nos despierta hacia adentro, hacia eso que todos tenemos y que habla siempre que le damos la oportunidad. Es bueno agradecer los momentos dolorosos porque ellos siempre nos llevan a la alegría. Siempre que hay dolor hay rabia, impotencia, agresividad y una ira que si no sabemos MIRAR puede llegar a matarnos. El dolor observado, aceptado y respirado siempre nos indica el camino, siempre nos devuelve a la alegría porque una vez reconocida también la rabia, la ira y la agresividad como parte activa en él, solo nos queda reconocer que se puede aprender también del gozo.


Cuando era niña era tan morenita y tan alta, tan poco niñita guapa que en la escuela siempre me tocaba hacer de burro en el Portal de Belén que recreábamos en la escuela. Me hubiera encantado hacer de Virgen María pero por esas épocas y en mi pueblo, la virgen María tenia que ser rubia y muy guapa. Una vez incluso se atrevieron a ponerme pantalones y representar a San José. Me entró tal ira que siempre que podía tiraba del pelo a todas las rubias y pelirrojas. A mis mayores no les gustaba mi pelo largo así es que me hacían unas trenzas horrorosas, cuatro en total, dos arriba de mi cabeza que enganchaban con otras dos que se hacían con el pelo de abajo. Cuatro trenzas... que barbaridad, encima me las acababan con unos lazos horribles en forma de moños. Y por aquellas épocas no podíamos pedir, había que obedecer y callar. Créanme, fui una niña muy traviesa, muy presuntuosa, tenia tanto miedo a volver a ser abandonaba que lo aceptaba todo. Todo, con tal de que me quisieran y no me abandonaran otra vez. Mis notas eran las mejores, fui tan buena alumna que mi nombre siempre encabezaba "EL CUADRO DE HONOR" Que humillante! Como me separaba eso de los compañeros que no tenían que huir del dolor estudiando día y noche. Yo sentía dolor, sentía rabia, impotencia. Eso me trajo varios problemas conmigo misma porque si hay algo que hace verdaderamente daño es LA PRESUNCIÓN, el NO SER UNO MISMO.

Ah... pero yo tenia un abuelito centenario que era mi mejor amigo de juegos, se llamaba Ramón y era él quien me despertaba por la mañana haciéndome cosquillas en los pies, vistiéndome y llevándome con el a su trabajo en el huerto. Gracias a Dios pronto descubrí el gozo de morder un tomate directamente cortado de la planta, recoger yo misma las brevas de las higueras, dejar enfriar los damascos calientes para lavarlos y meterlos completamente en mi boca, coger la uva y comerla chorreando por mi delantal, preparar uvas pasas, elaborar la miel, las mermeladas, el pan del horno y el placer de curar y cuidar a un pajarito caído de una rama, ver nacer a Estrella, la potranca mas bonita que he podido acariciar y disfrutar del columpio que el abuelo hizo para mi bajo la rama de una higuera.

El dolor que me producía no ver casi nunca a mis padres ni a mis hermanos hizo que volcara la mirada al gozo que me producía todo lo que gracias a Dios, el abuelo y la tía Lea me ofrecían.

Sin saberlo me aferré al gozo y no lo solté hasta que llegue a la adolescencia y me tocó llorar el duelo que me había producido el "abandono de mis padres" que en realidad nunca me abandonaron porque nunca fueron conscientes de haber hecho tal cosa. Cómo dice el viejito Hellinger, la gente siempre hace lo que puede y si pudiera hacerlo mejor, seguramente lo harían.

Ya de mayor y de haber atravesado una adolescencia atroz volví a caer en el abandono luchando por una causa que me llevó a ser perseguida por los militares de mi país, encerrada por setenta y dos horas y hasta ahí... no quiero contar cosas espantosas, el que quiera saber mas sobre esto solo tiene que entrar al google y poner Alicia Mikulcic, quizá aun esté un articulo que escribí cuando la guerra de Bosnia, se llamó MUERTE ABSURDA, lo han copiado con unos errores ortográficos que yo no cometí. Ahí estaba hasta hace un par de años. Yo ya no quiero saber sobre esa etapa, ahora voy por un camino donde el dolor va de la mano del gozo. No es que no quiera recordar ni necesite olvidar. Ya no quiero que el pasado me desintegre, ahora quiero vivir en esta otra etapa de mi vida donde EL GOZO no se separa de mi y donde gracias a Dios, prefiero reciclar para que la historia no se repita. 

El gozo me ayudó a comprar unas pastitas de te, de las buenas, un tarro de té, del bueno y una vez fuera, regresé para llevarle ese presente al comisario diciendole estas palabras: "Reciba usted este presente, tiene el trabajo mas duro que pueda tener un ser humano" Nunca sentí una verdad tan cerca de mi.

El gozo es tan importante en mi vida que cuando algo va en su contra, el cuerpo me avisa. Mis nietecitos me han dado lo mejor de estos tiempos, las alegrías de mi hijo me dan la vida. Me encantaría verle saltar de alegría cuando España mete un gol. Lamentablemente no puede ser así, pero yo trato de imaginarlo para no perderme ese salto del sillón con los brazos en alto.



Cerrar los ojos y visualizar aquello que nos gusta no es de locos. Yo tengo un oso enorme con el que bailo poniéndole el rostro de mi marido ya fallecido hace muchos años. A veces entro despacito a la cocina de mi infancia y me encuentro con un perol enorme lleno de mermelada de ciruelas. Solo tengo que cerrar los ojos para disfrutar de todo lo que me produjo gozo y todo lo que aun me lo sigue produciendo. Muchas noches me voy a la cama con la carita de mis nietos sonriendo así es que hasta he aprendido a no echarles de menos.

El gozo, siempre el gozo, al amanecer, metiéndome al mar a las siete de la mañana, caminando sobre la arena con los pies descalzos, escuchando los pajaritos al amanecer o simplemente compartiendo mi vida en forma de cuento para que el que me lea pueda abrir su corazón y dar las gracias conmigo...

A veces vuelvo a caer y me despierto llorando porque el que fue abandonado una vez, vuelve a ser abandonado a lo largo de la vida. Es un aprendizaje erróneo del alma que hay que tratar de sanar. Es muy duro. Tenemos que ser muy conscientes de como abandonamos y nos avandonamos a nosotros mismos para poder reciclar y tratar de marcharnos de este mundo con ese sentimiento ya curado.

Cuando eso ocurre busco esas películas buenas que me gustan y me las veo en sesión continua, como la fruta que mas me gusta y me acuesto del lado que mas cómoda me siento. Dejo que mi mente sueñe y al otro día vuelvo al camino del gozo. El siempre esta ahí si le damos un lugar importante en nuestras vidas. Se le puede escribir una carta y darle las gracias por todas las alegrías. Háganlo, es terapéutico.

Cuando el gozo esta cerca, por mal que parescan ir las cosas, siempre aparece ese algo que cambia el rumbo de la vida y regresamos a la sonrisa... solo hay que esperar, esperar es un don que todos tenemos y que a veces olvidamos. Esperemos un poquito, el alma avanza lentamente, siempre necesita tiempo, el tiempo del GOZO.

¡¡¡ Con amor y gozo, con amor y gozo, con amor y gozo!!!

MI FAMILIA

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A mi amiga Eterna le encanta esta foto y la verdad es que a mi también. En estos momentos esas personitas que están a mi lado, son mi familia. Mis nietos y mi perrita Candela. Los leales, los que se muestran tal como son y me dan lo que sienten, tal como lo sienten.

La verdad es que nací en una familia disfuncional como casi todas. A los ocho meses empecé a vivir con mis tías y mis abuelos así es que si algo tengo que trabajar es la lealtad y el abandono para poder ser y saber que pasó conmigo. Hace casi 64 que busco la respuesta pero acepto que es lo que me ha tocado vivir y trabajar. A mi madre la conozco poco, no he convivido con ella prácticamente nada. Cuando era niña y alguien me preguntaba quién era mi padre y quien era mi madre yo siempre respondía lo mismo: Mi mamá es la tía Lea y mi papá el abuelo Ramón. Ya de grandecita noté que mi papá venia cada tarde a visitarme o al menos era lo que yo creía y digo creía porque hace cuatro o cinco años descubrí que ni siquiera mi padre pudo ser leal conmigo. Con sesenta años, fue duro, se me estaba cayendo la única pieza firme de mi vida. De pronto se volvió a caer la estantería que me llevó tantos años poner en pie. Casi me muero, entré en shock, no entendía nada. Aun a veces me asalta la duda de quienes son realmente mis padres. Hay tantos secretos en mi familia que aun no entiendo como he podido superar algunas cosas. Por ese entonces ya había dado varias vueltas a UN CURSO DE MILAGROS así es que me aferré a mi misma y algo resonó nuevamente en mi cabecita: “La verdad es una sola y no necesita ser defendida”.

En realidad cada uno tiene los padres que necesita para poder aprender los pendientes que se van acumulando a lo largo de los siglos. A mi me gusta decir que no somos hijos solo de nuestros padres sino también de los padres de nuestros padres y de los abuelos de nuestros abuelos. Es muy importante vivir el presente sanando el pasado porque es la única manera de evitar que nuestros hijos y nuestros nietos cojan el testigo y sigan sanando lo que mis ancestros no pudieron sanar y yo tampoco.

Lo mío es la transparencia, no me gustan los secretos y mucho menos que me avisen de que lo que me van a decir no se lo puedo decir a nadie. No permito esto, este es un juego desleal muy peligroso.

A estas alturas de mi vida, mi madre, que ya es viejecita y linda, da lo que puede porque ella tampoco es que recibiera mucho, perdió a su mamá cuando era muy chiquita, a su mamá la mató un terremoto. Que amor pudo recibir esa niña tan pequeñita? Creo que ella se sintió más abandonada que yo porque ella no tuvo una tía Lea como la mía, ella tuvo que ponerse a trabajar limpiando seguramente, ataúdes.  El shock debió ser tan grande que creo que se quedó en esa edad, su voz es de niña y cuando se enfada lo hace como un niño de cinco años, lo que está muy bien porque en ella no hay rencor. No le cuesta nada volver a su centro. Mi mami es casi mi nena, porque la ternura que siento por ella se parece mucho a la ternura que despiertan en mi, mis nietos, pero es MI MADRE, la persona que me dio la vida y ante la que tengo que postrarme por haberme dado lo único importantísimo que nos dan en la vida. LA VIDA. Alguien puede darnos más? Mi padre, golfo o no, me dio lo que pudo y me puso en este mundo para que lo disfrutara. Y es que hay que disfrutar, apoyar la espalda en el pecho de los padres y mirar hacia adelante. Si hoy por hoy me dedicara a mirar hacia atrás y me quejara permanente por lo que mis mayores no me dieron, no podría avanzar. A veces caminamos como retrocediendo, siempre mirando hacia atrás y responsabilizando a nuestros padres y abuelos. Quien puede sentirse prospero o abundante si camina retrocediendo? ¿Cómo puedes ver el presente y el futuro si caminas mirando hacia atrás? Es muy bueno conocer nuestros orígenes y saber que fue lo que pasó, lo que no puedes es pretender cambiar lo que ya no se puede cambiar. Fuera no hay nada, todo lo que existe viene de dentro. Y el camino a veces es muy duro pero es el camino, quien sabe si alguna vez no lo elegimos? Que sabemos en realidad? Pero podemos probar, experimentar el amor, observar y seguir buscando. Creo que encontramos hasta el mismo día de la muerte. La respuesta siempre está, pero no la tienen nuestros padres que hicieron lo que pudieron, no lo que quisieron.

Jin Shin Jyutsu me está ayudando en este ultimo o penúltimo capítulo de mi vida. Me gustaría irme de este mundo lo mas “sana” posible. Y sonriendo en el agradecimiento.

He creado este blog para que mi vida no me sirva solo a mi. Hay personas a las que no les resulta cómoda la transparencia, yo animo a que hay que perder el miedo, hay que soltar, hay que aceptar las “imperfecciones” las nuestras y las de los demás. Hay que aceptar que a todos nos pasan cosas, que todos lloramos cuando estamos tristes, que todos nos sacamos los mocos de la nariz cuando creemos que nadie nos mira y finalmente, todos somos iguales, unos más altos, unos más bajos, unos más buenos, unos más malos pero todos estamos en un proceso, en un duro trabajo de vida que puede ser divertida si sabemos mirarla.

Hay personas que confunden, piensan que si tienen todas las cuentas pagadas, saldo en el banco y van bien planchados, ya son buenos. Pues no, ser bueno es ser bueno con uno mismo y con los demás, es aceptar y aceptarse, es saber decir lo siento, es saber decir te quiero y sonreír con ganas al vecino cuando lo encontramos en el ascensor. Hemos de estar contentos porque hemos tenido la suerte de despertar esa mañana. Vivimos la vida según agradecemos. Si no miramos lo que tenemos, tocará empezar a mirar lo que no tenemos por lo que empezaremos a caminar mirando hacia atrás. Nunca podremos cambiar el pasado, pero podemos modificarlo mirándolo de una manera diferente. De una manera que sirva.

Invito a soltar lo que duele y lo que no duele. Elegir amigos que sepan escuchar, que no juzguen porque mi hijo tiene una pésima relación conmigo pero si alguien me dijera que es un sinvergüenza me dolería. Es bueno escribir cartas a las personas con las que tenemos conflictos, no enviarlas, pero escribirlas porque cuando hacemos esto a veces suena la “campana” y nos damos cuenta de algo que no habíamos visto. Escribir es bueno, escribir poesías también, no importa sino riman, la musicalidad endulza el dolor, es una forma de darle forma al dolor y soltarlo. Probar de pintar y dibujar. Cuando el dolor duela demasiado es bueno enfocar la mirada en algo que nos guste mucho, descuadrar la mente, hacer que la mente fluya con el corazón para que actúen en conjunto. Buscar el gozo porque en el gozo está el amor y la sanación. Para que el dolor sea un maestro hemos de escucharlo, llorar, aceptar, reconciliar y soltar. No pasa nada si pedimos un abrazo, es bueno tocar y ser tocado. A veces el corazón duele porque se muere de frio.

Trabajar EL UNO, EL MEDIADOR, El FLUJO DEL ESTOMAGO o LA CORRIENTE CENTRAL PRINCIPAL, a mi me ayudan mucho cuando caigo en el abandono. En el abandono que yo también hago de mi misma y del que merezco salir.

Lo bello de Jin Shin Jyutsu es que nos da la posibilidad de volver al centro, de armonizarnos y no tener que recurrir a la valentía para poder buscar apoyo, consuelo, un abrazo, una muestra de cariño. Jin Shin Jyutsu es un abrazo y nos ayuda ser nosotros mismos y pedir ayuda cuando lo necesitamos.

Hay que animarse, tenemos la obligación de estar bien porque el amargado, siempre amarga.

Lamento no ser muy hábil con la computadora, ya me las apañaré para subir estos toques sanadores.

Pueden siempre consultar los blogs de Chaoqui o de Eterna, dos grandes socios de mi dicha.

viernes, 15 de junio de 2012

Presentación

Cada vez que alguien me pregunta en qué consiste JIN SHIN JYUTSU, digo lo mismo. Hay que experimentarlo. Para los desconfiados y pragmáticos como yo, no nos queda más remedio que experimentarlo. A veces hay que estar muy mal para soltarse y dejarse hacer.
He sido una mujer sanísima en todos los sentidos pero desde que me diagnosticaron diabetes caí en picado hacia el miedo. Soy una persona libre en todos los sentidos, alegre, jovial y positiva. Siempre hice lo que me dio la gana con mi vida. Verme encasillada en un régimen me agobió bastante. Pronto empecé a sentir mis pies adormecidos, problemas en el sueño, de peso, cansancio y cambios de humor. Llegue a estar tan desarmonizada que pasé tres años tosiendo, sin voz, sin risa y paseándome por todo tipo de médicos. Acupuntores, naturistas, homeópatas y por supuesto médicos de la seguridad social. Siempre me daban lo mismo y siempre con los mismos resultados. Se te hará crónico, me decía la gente y yo, que vivo sola, que en España solo tengo un hijo que generalmente está muy ocupado, me vi sola y resignándome a que mi vida se iría apagando poquito a poco. No tenía fuerzas para nada. Me paseaba de la cama al sofá y del sofá a la cama muchas veces sin comer porque no tenía fuerzas ni para cocinar. Un día vendí mi recién estrenado 4 x 4 que había comprado para viajar por la montaña que es lo que más me gusta. Compré un pasaje por Alitalia, metí a mi perrita en un portador y marché a Argentina para estar cerca de mi hermana, quería sentirme querida y que alguien me abrazara. Había adelgazado tanto que no hacia ni sombra, miraba mi desnudo y lloraba, me daba tristeza mirar mi cuerpo y mis costillas. Estaba tan débil que cada día me convencía más de que aquello, era el fin. Me apunté en el Instituto Hellinger y me puse a estudiar Constelaciones Familiares para intentar saber que le estaba pasando a mi vida. Que es lo que había producido tanta desarmonía en mi cuerpo y en mi vida. Allí comprendí muchísimas cosas y supongo que participar en tantas horas de constelaciones me ayudó bastante. Lamentablemente Argentina ya no era lo que yo esperaba, pronto descubrí que no me servía, allí me sentía tan sola como en España y regresé a los ocho meses para recuperar el cariño de mi nietecita que ya había cumplido un año.

Ya en España mi salud siguió igual, sin voz, sin risa sonora, sin apenas aliento, tristeza, flemas en el pecho, tos y agotamiento. Otra vez del sofá a la cama y de la cama al sofá. Es la noche oscura del alma, me dijo un viejo profesor. Yo me dejé estar y me entregué totalmente a la situación. No tenía sentido luchar, si había una lucha, iba por dentro, despacio, sanando viejas historias.
Finalmente, acabé hospitalizada, allí sí que sentí pánico, solo quería huir, solo quería volver a casa. Los médicos me miraban y firmaban ordenes para todas las pruebas que querían hacerle a mi cuerpo. Lo único que permití que me hicieran fue análisis de sangre y un escáner, no más. Una mañana me llevaron para hacerme una cosa  que ya no recuerdo como se llamaba, solo sé que tenía que firmar un papel donde me hacía responsable de lo que me podía pasar después de aquello. Infarto y no sé que mas.
Sáqueme de aquí, dije al camillero y por favor, llame a mi médico, quiero regresar a casa.

A la hora de la comida apareció el “doctor” para meterme en vereda. Me llamó inconsciente y que considerara la posibilidad de tener cáncer de pulmón. Lo dijo como quien habla de lo cara que esta la vida. Bien, dije yo, en ese caso quiero ir a casa y no será usted quien me trate. Ningún buen médico que se precie habla de este tema tan doloroso mientras su paciente está comiendo. – Puede también que tenga usted tuberculosis, dijo. Bien, dije yo, como se prueba eso? En fin, total, que una prueba que el dijo tardaría tres días, a las cinco de la tarde ya estaba lista. Eureka… era tuberculosis según ellos. Sacaron en volandas a la compañera de habitación, todo el mundo se enfundó barbijos, guantes, delantales especiales, cofias y bueno…  Lo que tuve que padecer allí lo voy a contar en otra ocasión, pero con humor, porque es de la única manera que podría recordarlo. Estuve allí tres semanas que no olvidaré. Ni yo ni mi perrita que echaba tanto de menos. Me ponían unas inyecciones dolorosísimas para caballos y tenía que beber unas tabletas enormes en ayunas que parecían un ladrillo.

Aparentemente me recuperé pero aquellos medicamentos me producían vómitos, diarreas, dolores de cabeza, asco y por supuesto, el cansancio no se fue. Empecé a engordar de una manera exagerada y la ansiedad desarmonizó totalmente el apetito. Las tabletas espantosas tuve que seguir tomándolas por nueve meses con todos los colaterales que ello suponía.

Un día, dando un paseo por la playa una amiga me habló de JSJ, dijo que solo te ponían las manos en distintas partes del cuerpo y que aquello sanaba. A mi me costó creerlo y tuvieron que pasar varios meses para que una mañana, desesperada, llamara a mi amiga Reme y le pidiera el teléfono de esa practicante. Eran las diez de la mañana, a las diez y media me llamó otra vez y me dijo: Te he conseguido un turno para dentro de una hora, ven con tu coche que yo misma iré delante para que tú me sigas y lleguemos hasta allí. Así lo hicimos. Ese mismo día tomé la primera sesión.

Mientras estaba en la camilla me dije: Ali, tienes que hacer como cuando vas al dentista, no preguntes, déjate hacer, todo va a ir bien. Necesité pensar así porque mi pragmatismo no me permitía creer que aquellos simples toques iban a sanarme.

Fui a los cuatro días de la apertura de los cierres pero ya en el 2º día noté la fuerza que recuperaba mi cuerpo. Era increíble, todo un milagro, llamé a mi amiga Angeles que estaba viviendo su proceso de cáncer, se lo conté y ella dijo: Ali, yo quiero eso. Mi amiga, mi querida amiga, mi mejor amiga… acabó marchándose pero la fuerza que JSJ le dio la ayudó muchísimo a ella y a todos la que la queríamos. JSJ no nos devuelve la vida cuando esta tiene que marcharse, pero nos da la dignidad para vivir la partida de una manera diferente. Creo que Angeles vivió un poco más y mejor desde que se trabajó con JSJ. Por esos tiempos yo me abandoné un poco y me volqué en ella. Yo sentía que tenía que ser así.

Le cogí tanto amor a esta filosofía que me puse a estudiar. Asistí a un curso de formación que el Profesor Chaoqui impartió en Alicante y yo me desvelé estudiando por las noches como una loca. Estudié y estudie para poder entender y conocer a fondo el principio de esta disciplina. Nadie puede imaginar cuanto estudié. Afortunadamente había recuperado mis fuerzas y pude hacerlo. Me despertaba por las noches y me ponía a trabajar en mi y a estudiar, preguntar, averiguar y llamar a todo practicante que se ponía a mi alcance. Gracias a dios nadie me negó una información. Todo el mundo estaba dispuesto a disipar una duda o a darme alguna información que me pudiera servir.

Tengo carpetas llenas de trabajos míos, de diagnósticos inventados, estudiados y con su seguimiento, recopilaciones que voy sacando de todo lo que he estudiado, me he puesto en comunicación con personas que no tenía ni idea que iba a conocer, me metí en todas las web, en español, en inglés, alemán y aun en francés. Para que existen los traductores si no es para utilizarlos? Hoy por hoy me comunico en otros idiomas con maestros de JSJ. Tengo ahora en mi haber, personitas que se trabajan como yo y practicantes dispuestos a echarme una mano cuando tengo una duda. Gracias a JSJ también he contactado con personas sanísimas de alma y que son grandes conocedoras de JSJ.

Ya no recuerdo cuanto tiempo ha pasado. Muy poquito, apenas año y medio para dos pero todo ha sido tan intenso que ya no soy la misma persona. Ahora sigo aquí, trabajando en mi, disfrutando de mi y aprendiendo. Creo que en JSJ no se deja de aprender. Siempre hay un toque que te sorprende.

Mi amiga ya marchó, lo hizo con una dignidad impresionante, una sonrisa en los labios y una florecita en la oreja. A veces la echo de menos pero como ella misma me aconsejó: No intento apegarme. Suéltame y suéltate tu,  decía ella.

Hoy por hoy, conozco hasta un toque de JSJ que ayuda cuando un ser querido se va. JSJ es maravilloso para mi… y estoy muy agradecida de mi vida porque todo lo que me sucedido ha servido para que yo llegue hasta aquí de una manera diferente.

No creo que JSJ evite mi muerte cuando esta llegue. Lo que si veo es que he dejado de envejecer, que si que el tiempo agrega años a mi vida pero mi piel esta mejor que nunca, se ha borrado una arruga oscura y dolorosa que tenia entre las cejas, que mi pelo ya no se cae, que he dejado de tomar tres tipos de medicamentos con un prospecto muy peligroso. Que he adelgazado ya no se cuanto. Que me gusta mirarme al espejo, que tengo más energía que cuando tenía 30 años, que aun me deprimo pero he comprendido que los procesos siempre son más cortos. Que no puedo evitar el dolor del alma pero si el del cuerpo. Ahora sé lo que tengo que hacer para que mis pies vayan soltándose, para  que mi diabetes no me de la lata, que es lo que tengo que hacerme cuando me duele la cabeza o tengo una digestión pesada. Mientras más trabajo con esta técnica más me armonizo y mi cuerpo solito, ha empezado a elegir lo que es mejor para el. Ya no me gustan las mismas comidas. JSJ siempre te quita aquello que no te sirve. Incluso te aleja de las personas con las que tienes una relación tóxica o mejor dicho, te aleja de la toxicidad, venga de donde venga. Te armoniza y uno empieza a amar de verdad. A no depender de las necesidades. No es lo mismo amar que necesitar. He recuperado mi creatividad y he regresado a mis dibujos. Tengo gatos por toda la casa porque Lola me regala unos movimientos preciosos. Candela va sanando sus huesos de doce años y se lo cuenta a todo el mundo con sus ladridos cuando salimos a la calle. El pelo le brilla de otra manera. Tengo testimonios con niños y animales que me han sorprendido y emocionado.

Ahora voy por los mimos a mi misma y me regalo unos postres y bebidas sanísimas. También voy por los “pendientes” Voy depurando mi vida no dejando para mañana lo que puedo hacer hoy, pero todo al paso del alma, lento y profundo. Disfrutando…

He escrito esto para mi blog y para una amiga que quiere que le cuente que es JIN SHIN JYUTSU. Yo le he dicho: No lo sé, te lo podría explicar de una manera técnica pero mejor te lo voy a contar desde mi corazón, de cómo llegó a mi vida y de cómo sé que es válido para mi, para mis animalitos, para mis plantas, para las personas que busquen mi camilla o para todo el que me pregunte porqué mi semblante ha cambiado y cómo fue que recuperé mi peso y mi alegría de vivir. Gracias JIN SHIN JYUTSU, por siempre GRACIAS, sé que sigo CRECIENDO. Esta explicación ha sido larga pero ha valido la pena.

Les paso el libro EL TOQUE SANADOR, pero es mejor comprarlo, disfrutarlo y tenerlo a mano. Son tiempos de compartir, de ser generosos, de trabajarnos unos a otros y de paso echarle una mano al planeta y al mundo. Todos necesitamos de esto.

Si quieres mas información puedes escribirme a: conamorygozo@gmail.com o llámame al 966592197 de la provincia de Alicante.

Agrego dos fotos, una antes de JSJ y otra después :) Es la mirada la que primero cambia. Es la actitud.